viernes, 16 de julio de 2010

Ruedas de prensa sin preguntas, ¿acudir o no acudir?


En materia informativa, la previsión es justo lo contrario de la noticia. Noticia es aquello que nadie espera, aquello que se produce contra toda previsión. En la medida en que algo es menos imaginable, se convierte en más noticia cuando sucede.


La noticia es la materia prima de la que está hecha a la información. No todas, sino más bien pocas informaciones, son realmente noticia. Pero todo lo que es noticia necesita un soporte informativo para propagarse.


Noticia es lo que conseguimos saber a pesar de los esfuerzos que el sujeto que la protagoniza puede llegar a hacer para evitar que se propague.


En el periodismo la noticia es el objetivo, la esencia, la razón de ser de un oficio cuya tarea es contar historias. Y en toda noticia hay siempre una o varias historias buenas detrás.

Para contar historias, para propagar noticias, el periodista debe estar en la calle. El periodista tiene que tener un punto de cazador que le permita dar con la pieza propicia para alimentar su historia diaria. Todo lo contrario, en resumen, a lo que se ha dado en llamar “periodismo de convocatoria”.

Tengo amigos redactores jefes que me lloran desconsolados cuando nos contamos nuestras vidas: A primera hora de la mañana han de enfrentarse a la carpeta del día repleta de convocatorias repetitivas, insulsas, innecesarias…, pero por razones fácilmente adivinables que si queréis desarrollo aquí otro día se ven obligados a mandar sus equipos a cubrir esa clase de convocatorias de tres al cuarto.

Resignados, o lo que es peor, habituados a una triste dinámica que los sumerge en la rutina y en la apatía, la mayor parte de los redactores de medios acaban así adaptándose a la inercia de los horarios (el horario es el mayor enemigo del buen periodismo), al periodismo de convocatoria y cuando llegan a su puesto de trabajo sueltan la peor pregunta que puede formular un periodista: ¿Qué hay para hoy?

¡Qué horror! Un periodista no pregunta nunca qué hay para hoy, hombre. Debe saber ya lo que hay, imaginar lo que interesa o, interesado él por un asunto concreto, debe convencer de su interés al jefe para que éste le "compre" la propuesta y le permita ponerse a la tarea que él ha sugerido.


Habría que hacer huelga de brazos caídos frente a las convocatorias rutinarias. Habría que dejar de cubrir aquellos actos en los que antes de empezar uno puede imaginarse lo que va a decir “la parte convocante de la primera parte”.

Y en caso de ser inevitable, habría que apostar por poner en apuros permanentes a quien osa convocar una rueda de prensa sin nada interesante que decir.

Claro que todavía puede ser peor. Porque se convocan ya muchas ruedas de prensa en las que no se admiten preguntas.

Saludo optimista, contento y hasta escéptico la iniciativa que parece van a poner en práctica los informativos de televisión española: no acudir a aquellas ruedas de prensa en las que no se admitan preguntas. Un buen comienzo.

J.T.

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