lunes, 16 de agosto de 2010

El caso de las viviendas "alegales"


Chiclana, Cádiz: los propietarios de quince mil casas construidas sin licencia exigen su legalización. No es coña: argumentan que no son ilegales, que en todo caso serían "alegales". ¡Ea! Y buscan la regularización por la vía de los hechos consumados.

Como en Marbella


Quienes en Marbella perpetraron los mayores desmanes urbanísticos fueron empresas constructoras sin escrúpulos y sin ningún reparo a la hora de llevárselo crudo planteando órdagos a la grande, construyendo apartamentos a mansalva incluso en zonas verdes y vendiéndoselos a incautos que, confiados en las bendiciones del ayuntamiento y de la notaría, no podían sospechar la escandalosa trama corrupta que sustentaba el desaguisado.

El que venga detrás que arree, debían pensar los facinerosos de Marbella... a ver si tienen güevos de tirar los edificios cuando los pisos estén ocupados... Y claro, no ha habido güevos.

Pero ahora no hablamos de este tipo de fraude, no. Hablamos de esas miles, decenas de miles de casas unifamiliares construidas sin permiso en muchos municipios costeros andaluces durante los últimos treinta años


Casas de vacaciones o también para vivir todo el año, construidas muchas de ellas por progres, alternativos de variadas pintas y "gente guapa" en general que tienen a gala haber conseguido este tipo de chollos porque total todo el mundo lo hace. Gente que el día que entraron en el juego lo hicieron esperando que alguna vez, también por la vía de los hechos consumados como en Marbella, los ayuntamientos se atrevieran a tirar las casas y aceptaran legalizarlas.


Además de en Chiclana esta práctica se ha llevado a cabo también, que yo sepa, en Barbate (Caños de Meca, Zahora...), en el Puerto de Santamaría, en Chipiona, en Vejer de la Frontera... Pero no sólo en la provincia de Cádiz: también en Córdoba, en Almería...

El objetivo: consolidar la situación por la vía de los hechos consumados; medios para conseguirlo: constituir "lobbies" y presionar a los ayuntamientos hasta que den su brazo a torcer.

Cuando se construyeron muchas de estas casas se sabía que no era legal. Pero transcurrido un tiempo... ¿cómo las vas a tirar, hombre? Si somos buenos ciudadanos y estamos dispuestos a pagar nuestros impuestos. ¡Ea!, borrón y cuenta nueva, señor alcalde.

Conozco varias casas de este tipo. Las disfrutan amigos míos que en algún caso me han invitado incluso a compartirlas. Algunos son periodistas, sí, periodistas en cuyo currículum figuran excelentes reportajes denunciado corrupciones varias.

Colegas que no dudarán en decirme que me animo a comentar este asunto porque yo no soy propietario de ninguna casa como la suya. Igual llevan razón.


J.T.

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