martes, 31 de agosto de 2010

El hotel y el cuartel de Queipo de Llano en Sevilla

Lo tenemos a escasos metros de la delegación. La puerta trasera del hotel Simón en Sevilla da a nuestra misma calle. Cada mañana, cuando cargamos en nuestro coche la cámara, el trípode y demás trastos útiles para la cobertura de la jornada, lo hacemos frente a la misma puerta por la que, el 18 de julio de 1936, salió Queipo de Llano camino del cuartel de la plaza de la Gavidia.


El golpista Queipo protagonizó en el cuartel de la Gavidia uno de los primeros aldabonazos de la sublevación franquista: detuvo a los militares que permanecieron fieles al orden constitucional, sembró el pánico en toda Sevilla y redondeó la faena pronunciando aterradoras soflamas radiofónicas a través de los micrófonos que Radio Sevilla puso a su servicio.


"Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombre de verdad"- bramaba Queipo. Y continuaba: "...también a sus mujeres. Esto es totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen. Mañana vamos a tomar Peñaflor. Vayan las mujeres de los "rojos" preparando sus mantones de luto. Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable: ¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros; que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad"

Cada noche de aquel verano, mientras Mola arruinaba Pamplona, Saliquet acababa con la esperanzas de los vallisoletanos y un tal Franco cruzaba el charco camino de su "investidura" en Burgos, Queipo convertía Sevilla en un reguero de cadáveres. Cuando terminaba de aterrar por la radio a los que quedaban vivos, regresaba al hotel Simón donde tomaba fuerzas para continuar con la masacre el día siguiente.


El hotel Simón acoge ahora turistas de perfil medio que, mapa en mano por los alrededores de la catedral de Sevilla, nos preguntan a menudo cómo llegar hasta él sin poder imaginarse ni por lo más remoto que entre sus huéspedes más conocidos figura uno de los principales protagonistas del golpe de Estado de 1936.


El cuartel de la Gavidia es hoy sede provisional de la consejería andaluza de Justicia. Quienes trabajan allí se mueven a diario por los mismos pasillos y despachos por los que lo hizo Queipo de Llano con su implacable pandilla de sublevados aquel verano de sudores de muerte. Consejería de Justicia: justo el departamento del que depende el desarrollo y gestión de la ley de Memoria Histórica. ¡Ea!


J. T.

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