domingo, 8 de agosto de 2010

Por qué nos dedicamos a esto


Cuando llevamos quince horas de guardia a la puerta de un juzgado para ver si podemos fotografiar al presunto delincuente a la entrada o a la salida, o para ver si algún abogado se digna contarnos qué está pasando...

Cuando en esas quince horas no puede uno despistarse ni un momento porque es entonces en ese preciso instante cuando ocurre todo…

Cuando para beber o comer dependemos de que uno de nosotros se digne buscar bebida y bocadillos en el chiringuito más cercano, cuando ya no sentimos las piernas, cuando miro las caras de mis colegas exhaustos, sudorosos, alerta…

Cuando estamos en esas… siempre acabo preguntándome por qué nos dedicamos a esto.
Cuando para hacer una triste foto oficial de la visita de un ministro, de un miembro de la casa real, o de un mandatario extranjero nos citan dos horas antes para instarnos a dejar nuestro material de trabajo en un rincón para que lo inspeccionen los perros…

Cuando entre los integrantes del grupo que nos conmina a dejar el material hay siempre un grosero de turno (porque siempre hay mínimo un grosero entre los maderos) que nos trata con la punta del pie…

Cuando después de mil horas de faena sólo hemos tirado tres planos y en la redacción central comienzan a ladrarte exigiéndote que envíes ya el material… siempre acabo preguntándome por qué nos dedicamos a esto.
Cuando en una guardia interminable nos contamos unos a otros nuestras penas, cuando esas penas consisten fundamentalmente en la miseria que nos pagan a la mayoría: mileuristas escasamente con horarios infinitos…

Cuando en un batalleo de los buenos descubrimos que falta alguien porque en su empresa ha habido reducción de plantilla…

Cuando haces cuentas y memoria y concluyes que las cosas cada año van a peor (hoy un cámara de televisión viene a ganar prácticamente lo mismo que hace quince años e incluso menos)...

Cuando me percato de todo esto… siempre acabo preguntándome por qué nos dedicamos a esto.
Cuando te tiras horas en una inundación, en un incendio, entre bomberos, policías, guardias civiles…

Cuando te dejas el pellejo en coberturas que exigen largos y pesados esfuerzos físicos…

Cuando llegas a tu casa hecho una piltrafa después de tres días sin pisarla y sin haber tomado la precaución de llevarte mudas (hasta última hora nunca sabes si te quedas o volverás del lugar de la cobertura)…

Cuando en casa te dicen que a ver cuándo podéis hacer planes en familia y pasan las semanas y los meses sin que esto sea posible… siempre me pregunto por qué nos dedicamos a esto.
Cuando llegas a la conclusión de que esto no va a cambiar, que el puteo, las horas, las guardias y el poco dinero será siempre así… entonces me vuelvo a preguntar por qué nos dedicamos a esto.

Cuando después de desahogarnos, de quejarnos, de contarnos nuestras mil penas bañadas en agua o cocacola (somos tan capullos que seguimos a rajatabla la norma no escrita de no beber mientras trabajamos), llega el momento de salir corriendo porque aparece la persona a la que estábamos esperando o porque por fin se puede entrar a donde la poli no nos dejaba… cuando llega ese momento y todos a una nos ponemos a currar como posesos, cuando ves que no hay ninguno que se escaquee, cuando observas el entusiasmo, las ganas con que lo hacemos y en el grupo puedes casi oler la descarga masiva de adrenalina, cuando te ves en esas… entonces quizás empiezas a entender un poco por qué nos dedicamos a esto.

J.T.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo....
    Pero cuando después de 20 años de dedicarte a esto, un dia te caes con la mala suerte de destrozarte la rodilla, y no poder volver a mirar por un objetivo. Y te vienes abajo......,
    Y te preguntas mil veces ¿Por qué NO puedo dedicarme a esto?
    Saludos a todos, y disculpad la envidia malsana que os tengo.
    Antonio

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  2. Amigo Antonio, un abrazo y gracias por tu comentario: exactamente lo que tú dices es lo que yo aspiro a transmitir con todo lo que suelto ahí arriba. Espero que de alguna manera continúes vinculado al oficio si lo amas tanto como dejas ver. Toda una lección la que nos das con lo que cuentas a quienes caemos en la tentación de quejarnos por cualquier tontería. Date por envidiado tú también por ese "peazo" de actitud que tienes.

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