miércoles, 13 de abril de 2011

10 trucos para ganarse al redactor jefe (que no para hacerle la pelota)


1. El redactor jefe no es la empresa. Aunque sí es verdad que hay algunos que lo parecen, y que incluso se lo llegan a creer.

2. El redactor jefe no es un cabo furriel que reparte temas, horarios, coberturas y libranzas. Pero mejor que se ocupe él de esos asuntos a que lo haga el jefe de personal.

3. Si el redactor jefe tiene criterio, hazle caso. Aprenderás mucho. Si se comporta como mera correa de transmisión de órdenes de otros, entonces opta por ir a tu bola. Con cautela, pero a tu bola. Y sin que se pueda interpretar como puenteo, de vez en cuando procura saber cómo piensa quien realmente imparta las órdenes.

4. El redactor jefe no debe apelar a la complicidad ni al voluntarismo. Sólo a la profesionalidad.

5. De vez en cuando, si intentamos ponernos en su lugar, igual podemos entender algunas cosas. Por ejemplo: hay temas, muchos, que se ve obligado a encargar y en los que tampoco el redactor jefe cree en  absoluto.

6. El redactor jefe no es nuestro enemigo. Pero tampoco nuestro amigo.

7. El buen redactor jefe respalda tus pifias y luego se las ve a solas contigo. A solas te puede hasta retar a duelo si quiere. Quedará entre vosotros. Pero si no da la cara por ti, además de mala persona puedes estar seguro que también es un mal profesional.

8. Desconfía del que apenas te echa broncas porque es más que posible que a las primeras de cambio te deje a los pies de los caballos.

9. El redactor jefe legal te enseña, te corrige y te impone su criterio con amabilidad.

10. El mal redactor jefe es aquel que, aún siendo buen profesional, tiende a crear un ambiente tan irrespirable a su alrededor que, por mucho que nos guste el trabajo que hacemos, consigue que acabemos queriéndonos dedicar al cultivo de amapolas en Afganistán.

J.T.

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