lunes, 6 de junio de 2011

No hay dinero para el periodismo de calle


En esencia, el oficio de periodista tiene muy poca complicación: Estás en un sitio, eres testigo de una determinada "historia" y, tras tomar nota de lo que ves y oyes, vas y lo cuentas.

¿Qué pasa a la hora de la verdad?

Que por cada periodista que hace eso hay treinta que no levantan el culo del asiento de la redacción, todo el día con la vista pegada al ordenador.

Es decir, ni están en el sitio, ni son testigos de nada, y ni ven ni oyen nunca nada que puedan contar.

Claro que la culpa no es suya: si un periodista se mueve hay que pagar desplazamientos, comidas, envíos.... En cambio, si se limita a rellenar páginas con los remitidos de agencia o, como mucho, a base de llamadas telefónicas, todo resulta mucho más barato.

Luego están los malditos turnos, que siempre tiene que haber alguien en festivos y fines de semana, que esos días hay que recuperarlos, que las horas extras son muy caras. Total: quietecitos en la mesa de trabajo, que salir por ahí con un block, un bolígrafo y un micrófono acaba costando un ojo de la cara.

Y así ocurre que, cuando usted o yo compramos el periódico por la mañana, se nos cae literalmente de las manos. Se nos acaba mucho antes que el desayuno por la falta de chicha. Las fotos que nos encontramos son previsibles, los temas, imaginables: en las coberturas de rigor se acaba la munición porque las cada vez más comprimidas plantillas no dan para más.

A quien propone un tema con enjundia le acaban encargando que cierre la sección de corresponsales y corrija el estilo, a quien se le ocurre una idea para investigar le pasan tres maquetas de local -y sin publicidad- para que las tenga llenas en un par de horitas. Y a quien propone un viaje... ya ni te cuento: en administración lo miran como si se hubiera vuelto loco de atar.

Y claro, acabas haciendo información, que no periodismo, de "cortar y pegar". Lo que cortas y pegas lo acaban copiando en las radios por las mañanas y de las radios acaban tirando los programas matinales de las teles...

Y así sucesivamente

¿Contar lo que ves? ¿ser testigo de lo que cuentas? Quita, quita, con lo caro que es eso...

J.T.

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