miércoles, 10 de abril de 2013

El escrache escuece pero bien, luego es un acierto


Sin ninguna duda, los promotores del escrache han acertado.

Resulta patético ver a los políticos, y a la portadas y editoriales de los periódicos de toda condición y color, buscando la manera de ponerle puertas al campo.

Trescientos, cien, quinientos metros... los que sean, pero muchos metros de lo que llaman "perímetro de seguridad" quieren fijar para aquellos que intenten acercarse al domicilio de un político. Más argumentos buscan para justificar la represión del escrache, más en ridículo quedan, más desnudos aparecen ante una evidencia incontestable: los bancos se han pasado mil pueblos y el gobierno les ha inyectado pasta a mansalva mientras miles de familias sin recursos van perdiendo sus viviendas sin que a nadie parezca importarle mucho su drama y el de sus hijos.

Tengo para mí que el valor del escrache no es la acción en sí misma, que me gusta y mucho, sino la capacidad que este tipo de iniciativas poseen de no pasar desapercibidas, de  remover conciencias, de "provocar" a propios y extraños para que no tengan más remedio que posicionarse a favor o en contra. Amigos míos nada sospechosos de ser progubernamentales me han reconvenido estos días en la misma línea de pensamiento que este miércoles 10 de abril defiende el  diario "El País" en su editorial. 

Me han sacado cariñosa tarjeta amarilla por el post que escribí hace una semana valorando positivamente estas actuaciones ciudadanas a las puertas de los domicilios de los políticos para pedirles que, ellos que pueden, voten a favor de la llamada "dación de pago" cuando no se puede afrontar una hipoteca y no dejen a los pies de los caballos a tantas familias que después de perder el piso aún tienen que pagarle al banco una deuda que les está rompiendo la vida, el alma, los sueños que alguna vez tuvieron y las pocas ganas de luchar que les quedan.

- Pero hombre, Juan, ten en cuenta que el escrache tiene un componente intimidatorio que no es de recibo, me dicen algunos de mis amigos, amigos de los "rojos de toda la vida".

Son muchos los presuntos progres que no encuentran oportuno el escrache y lo consideran escasamente defendible, entre ellos el mismísimo Felipe González. Pues yo lo siento mucho, pero como decía el otro día, me parece que el escrache es un verdadero hallazgo. Toca los huevos, luego funciona.


Yo les diría a mis amigos los que me reprenden que sus reticencias son munición gratis para los desaprensivos que aprietan las tuercas a los más indefensos Una munición que no dudarán en utilizar descaradamente a favor de sus objetivos. Y sus objetivos no son otros que frenar una respuesta popular que les hace pupa y para cuya represión, por mucho que busquen, no disponen de argumentos lógicos. Para la represión nunca hay hay argumentos lógicos, pero en este caso yo creo que para la crítica tampoco.

¿Que es una minoría violentando la voluntad de la  mayoría? Pero hombre, por dios, ¿no encuentra usted ninguna justificación mejor? Da mucha pereza entrar a ese ridículo trapo por burdo. Como si ellos no llevaran violentando la voluntad de la mayoría desde el mismo instante en que se cerraron las urnas va ya para año y medio.

Algunos de los argumentos que voy a exponer a continuación ya los he escrito con anterioridad, pero con vuestro permiso los voy a repetir. Os invito a repetir conmigo:

1. El escrache es higiénico
2. El escrache es como poner sobre la mesa la materialización visual de nuestras fantasías 
3. El escrache es decirle al malo que en esta película va a ganar el bueno
4. El escrache tiene un punto justiciero que enamora. Ese punto que hace que el humilde, el impotente, el puteado, se sienta vengado en cierta manera. 
5. El escrache es la punta del iceberg del sentimiento popular. Se están incubando diferentes maneras de hacer patente  lo hasta los huevos que estamos todos y esta es una de las primeras puestas en escena de ese hartazgo: una manera elocuente, directa y, si se me apura, demasiado light para lo que a muchos se nos pasa cada día por la cabeza cuando leemos, vemos o escuchamos cómo se lo llevan crudo en todos los escalones, instituciones y estamentos públicos, privados y "mediopensionistas". 
6. El escrache es totalmente legítimo y necesario
7. El escrache es pagarle a los facinerosos con la misma moneda, pero de manera muy suave y educada, algo que ellos no son, ni lo han sido, ni lo serán nunca
8. El escrache es motivador
9. El escrache ha dado en la tecla
10. Y en caso de duda, una iniciativa que pone de acuerdo para criticarla a "El País" y "ABC", a Felipe González y a Alberto Ruiz Gallardón, a izquierdistas de toda la vida y a opusdeístas como ministro del Interior, tiene forzosamente que estar bien planteada

Lo dicho: si el escrache no existiera, habría que inventarlo

¡VIVA EL ESCRACHE!
¡ABAJO LOS DESAHUCIOS!

J.T,


1 comentario:

  1. Pues casi me creía sola en la defensa del escrache. ¡Uf, ya somos más de dos!

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