miércoles, 17 de abril de 2013

La impresentable "regañina" de Martínez Pujalte a propósito de las hipotecas


Te vendían el piso por 300.000 euros aunque en realidad podían haberlo hecho perfectamente por la mitad. La tasación de la entonces solícita entidad bancaria te permitía meterte en un hipotecón de 280.000. Pero como podías ponerla a 40 años, al mes solo tenías que pagar la ridícula suma de 1.250 euros. Total, una nadería.

Ganabas 1.700 euros tú y tu pareja otro tanto. Vivir de alquiler, te insistía todo el mundo, era tirar el dinero. Además, mejor darse prisa porque los precios subían de un día para otro y el piso estaba muy bien, qué caramba. Y otra cosa: cuando quisieras venderlo seguro que te sacabas una pasta a la vista de a qué velocidad subían los precios.

El cuento de la lechera, el timo de la estampita y el del toco mocho juntos y todos caísteis como idiotas. Así que cuando estabais bien pillaos empezó a faltar el dinero para los créditos, y las empresas cerraban una detrás de otra, y despedían trabajadores a miles, a decenas de miles... y los pisos empezaron también a bajar. Debacle. Hecatombe. Ruina total. Y te quedaste sin trabajo. Tú. O tu pareja. Y al que tuvo la potra de conservar el curro le bajaron el sueldo. O eso o a la calle, te dijeron. Como las lentejas, ya sabes.

Y empezasteis a hacer cuentas: Ocho años pagando hipoteca y aún 245.000 euros pendientes. Los 1.250 euros de cuota mensual se convirtieron en una verdadera pesadilla. No quedaba "ni pa pipas". Os planteasteis llevarle las llaves al banco, y a tomar por saco el dichoso piso y la madre que lo parió. 

Y fue entonces cuando descubristeis, pedazo de ingenuos, que estabais pillados por los güebos pero bien. Sí, os dijeron, vale, pero es que el piso vale ahora 100.000 euros. Eso siendo optimistas. Así que quedarían pendientes 145.000 que tendríais que seguir pagando los próximos 32 años a unos 550 euros de cuota mensual euro arriba euro abajo. Y eso si no acaban subiendo los intereses, que más vale que contéis con ello.

Sí. No estabais oyendo mal. Si queríais devolver el piso de vuestros desvelos, además de quedaros sin tener donde caeros muertos, debíais continuar pagando 550 euros al mes durante 32 años y plantearos dónde meter los muebles, el ordenador, el desconcierto y la indignación.

Y entonces pensasteis, pero vamos a ver, si el piso de al lado mío vale ahora 100.000 euros y yo debo 145.000 después de haber estado pagando ya 1.250 euros mensuales durante ocho años, yo lo que soy es un gilipollas.

Pues no, amigo, lo que eres, te lo dice Martínez Pujalte, es un listo que te quieres ir del piso para comprarte otro y aprovecharte de la coyuntura. Eres un pillín, porque cuando firmaste sabías lo que firmabas y ahora te quieres hacer el tonto. Además eres un listo rojillo, porque si votaras al PP serías de los que te quedarías sin comer antes de incumplir tu compromiso de pagar la hipoteca, como sabiamente ha dictaminado nuestra querida secretaria general, la nunca suficientemente bien ponderada Maria Dolores de Cospedal y García

Así que a apechugar, querido. Haberlo pensado antes. El banco fue generoso contigo y si las cosas han cambiado, la culpa es del cha, cha, chá... o tuya, por querer vivir y soñar por encima de tus posibilidades, incauto, que eres un incauto.

¡Ah!, y no se te ocurra quejarte, ni mucho menos presionar, o acosar con esa argentinada llamada escrache, porque nos vamos a encargar pero bien de que se os caiga el pelo como os dé por continuar incordiando.

Habéis hecho dos cosas mal, pedazo de capullos: 
1. Meteros en la trampa hipotecaria en la que os habéis metido 
2. Habernos votado. 

Así que ahora no os quejéis. Porque de hasta qué punto podíamos acabar jodiéndoos la vida teníais suficientes indicios.

Por la transcripción
J.T.

1 comentario:

  1. Espectacular Juan. Lo peor es que oigo a mucha gente repitiendo ese mensaje, que hay que apechugar, que cumplir lo firmado... ¡siempre tenemos que cumplir los mismos!

    ResponderEliminar