jueves, 5 de septiembre de 2013

Todos quieren besar a Susana


A la una de la tarde y cinco minutos de este jueves cinco de Septiembre Susana Díaz se convertía en flamante presidenta de la Junta de Andalucía. Veinte minutos después debía ir ya por los mil trescientos cuarenta y seis besos, achuchón arriba achuchón abajo.

Hasta hoy, en las sesiones de investidura andaluzas, el primero en saludar al presidente recién elegido era el líder de la oposición. Javier Arenas corría veloz para que nadie se le adelantara a la hora de felicitar a Chaves o a Griñán. Pero esta vez ha sido Susana quien ha ido a buscar a Juan Ignacio Zoido, de momento líder de la oposición, para besarlo. Como tiene escrito Lourdes Lucio, Susana es mucho de besar y de llamarte "cielo" o "cariño" apenas te descuidas.

Están los besos protocolarios, los besos de compromiso, los besos besos y los besos como inversión. Hoy han besado a Susana, y lo he visto con mis propios ojos, muchos que hasta ayer la ponían a parir, que no han parado de llamarle "la niña" en tono despectivo, que la han intentado desacreditar por la manera de llegar, por lo que tardó en terminar la carrera o porque le falta poso.

Todos quieren besar a Susana, todos quieren besar a esa gran desconocida que va a gobernar la comunidad autónoma más poblada de España. Susana Díaz es una recién llegada. Una novata convertida en masca de la noche a la mañana por obra y gracia de una jugada de ajedrez que unos consideran fraudulenta yotros de chapeau. El verano comenzó con Griñán todavía de presidente y sin presumibles tormentas en el horizonte. Le quedan aún dos semanas largas a ese mismo verano, ha transcurrido un inhábil mes de agosto y... ula hop, hete aquí que al paisaje político andaluz  no lo reconoce ni la madre que lo parió. Al frente de la Junta ya no está Griñán, se fue, y ha irrumpido una profesional de la política de 39 años que reparte besos y abrazos por unos pasillos que hasta hace quince meses prácticamente ni había pisado.

Veo muchas caras de desconcierto. Supervivientes profesionales que temen por sus largo tiempo disfrutados chollos, atrincherados conscientes de la fecha de caducidad de sus cometidos que harán lo que sea necesario para continuar chupando del bote... Susana tiene ahí la difícil asignatura de saber separar el grano de la paja, de no dejarse llevar por adulaciones cargadas de veneno ni cabrearse con las críticas negativas cuando empiece a emborracharse de poder. Con el equipo nuevo que elija nos tiene que convencer de que todo esto no es mero maquillaje.

Yo le preguntaría por qué en su discurso de investidura  no se ha hecho eco del 15-M, qué tiene que decir cuando en la calle se grita "no nos representan", si está dispuesta o no, en su anunciada política de llevar los despachos a la calle, a debatir a cara descubierta con quienes abogan por poner patas arriba el vigente modelo de representación política. Me gustaría saber también si va a despojar al aparato de su partido de ese componente sectario que lo tiene anquilosado, si va a demostrar con hechos que, al contrario de lo que muchos ciudadanos piensan, el pp y el psoe no son la misma cosa.

Su anuncio de visitar los ayuntamientos de todas las grandes ciudades andaluzas está muy bien. Indica acercamiento y ganas de diálogo. Pero la ocasión la pintan calva y no creo que vaya a haber muchos momentos en la historia de Andalucía donde un gobernante tenga más a huevo hacer algo distinto. Díaz Pacheco tiene la oportunidad de que su gestión sorprenda tanto como ha sorprendido su llegada. Y no la puede dejar escapar.

Si quiere besar y ser besada, que se vaya a besar por los barrios más conflictivos y que escuche. Es verdad que es de familia humilde de barrio humilde. Pero ahora, a ejercer: que les diga a sus vecinos de siempre que va a plantar cara a los bancos, empresarios y facinerosos varios que llevan cinco largos años desvalijándonos. Que abandere una contestación para la que no me cabe duda encontraría respaldo suficiente, y que todo el mundo compruebe, con sus gestos, que no va a dedicarse a templar gaitas.

Izquierda Unida aprieta pero no ahoga, le ha dicho el portavoz de la formación antes de apoyar su investidura. Muy bien. Que se besen, besémonos todos. Muá, muá. Pero que ese cariño empiecen a notarlo cuanto antes tantos cientos de miles de andaluces machacados. Que los desheredados tengan motivos para celebrar el gobierno que nace estos días en Andalucía al mismo tiempo que los que llevan tantos años puteándonos empiezan a sentir el aliento en el cogote.

J.T.

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