miércoles, 5 de agosto de 2015

¿Cómo se estudiará el 2015 en los libros de Historia?


¿Cómo se estudiará en los libros de Historia el momento que estamos viviendo en nuestro país? ¿Cómo le contarán los textos de la era “post- digital” a los estudiantes del año 2525, por ejemplo, que cuatro siglos antes existió una vez un tal Mariano Rajoy que presidió un gobierno que nos hizo perder la soberanía, cediendo a Bruselas un buen cupo de decisiones trascendentales, mientras él y los suyos iban perdiendo la vergüenza y la decencia (la poca que les quedaba cuando llegaron al poder)?
Perdieron los papeles, perdieron el norte y se aplicaron en mentir con tal perseverancia y caradura que sus comparecencias se fueron convirtiendo, plasma mediante, en puras representaciones teatrales. Era tan impensable que fueran tan sinvergüenzas que su propio descaro acabó dotándoles de credibilidad. No, no era posible que fueran tan sinvergüenzas, ergo lo que nos contaban tenía que ser verdad.
En los futuros libros de Historia donde se cuente lo que ahora estamos viviendo en este país, se ponderará la “habilidad”, la maña y la destreza con la que cuatro facinerosos, cuando se vieron con el Boletín Oficial del Estado en sus manos, consiguieron destrozar, en menos de cuatro  años, los avances sociales de cuatro décadas: la educación, la sanidad, la atención a los dependientes, el apoyo en la compra de medicamentos, los ánimos para emprender, la posibilidad de contar con créditos para poner en marcha proyectos…
¿Cómo se contará en los libros de Historia de 2525 el desencuentro entre el gobierno central y buena parte de los ejecutivos autonómicos? ¿Cómo explicaremos que hubo una vez dos señores, a cuál más de derechas, llamadosMariano Rajoy y Artur Mas, cómplices y socios a la hora de esquilmar a quienes les eligieron en su día, que en el verano de 2015 se enfrentaron a cara de perro por ser incapaces de dialogar y buscar puntos de encuentro a los que en democracia no se debe renunciar nunca?
Rajoy y Mas; Mas y Rajoy: señores de derechas, paradigma de la “respetabilidad” sobre el papel, que quisieron seducir a la ciudadanía vendiendo tranquilidad y estabilidad cuando todo el mundo conocía ya que se trataba de verdaderos sátrapas irresponsables con las filas de sus formaciones políticas trufadas de ladrones o presuntos ladrones. A esa derecha tan presuntamente respetable pertenecen desde Jordi Pujol a Rodrigo Rato, desde Millet y Prenafeta a Francisco Granados o Jaume Matas. Han corrido como el agua los billetes en bolsas de deporte por la carretera y en sobres por las sedes de algún partido…
¿Qué pasó entonces en 2015? Pues que después de treinta y muchos años existía, por una parte, un enorme cansancio y por otro una gran decepción porque políticos de todos los colores, en los que alguna vez tuvimos la debilidad de creer, nos acabaron saliendo ranas. Hubo un momento en que creímos que era verdad que se trataba de gente dispuesta a cambiar las cosas, pero no fue así. Claro que como la condición humana no escarmienta y gusta de soñar, volvemos a pensar que el cambio es posible y que nunca como en estos momentos se dieron al mismo tiempo tantas circunstancias para conseguirlo.
Al poder ya no le valen las triquiñuelas de siempre. Los linchamientos, el juego sucio, el triunfalismo impostado o las amenazas son ya inútiles. Tampoco les vale que los mamporreros a sueldo del poder, esos desertores del periodismo que andan desparramados por periódicos, radios y televisiones manipulen y propaguen infundios sin parar.
De que caigamos en las trampas de esta gente o no, dependerá lo que estudien los jóvenes del año 2525 en los libros de Historia. Este país tiene que dar un vuelco y ese vuelco, tanto en Catalunya como en el resto de España tiene que ser ahora o nunca.
J.T.

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