martes, 29 de septiembre de 2015

El 27-S que yo viví

imageLa resuelta anciana llegó al colegio electoral recién salida de misa de diez.
– Échame una mano, anda, guapa -le pide a una de las interventoras de “Catalunya Sí que es Pot”-, ¿cuál es la papeleta del NO?
Estamos en un barrio de Sabadell donde al final de la jornada ganará Ciudadanos. Esta papeleta también se la llevarán ellos, porque sus interventores han estado más al loro y han sido prácticos:
– Mire, señora, ahí está la papeleta del NO.
La anciana toma la papeleta de Ciudadanos, vota y se marcha satisfecha ante la estupefacción de los de CSQEP que no han tenido reflejos, o fe suficiente, para captar al vuelo ese voto en el aire.
En un colegio de Sant Cugat, el pueblo donde vota Romeva, una veterana militante de Iniciativa luce acreditación como interventora, también de “Catalunya Sí que es Pot”. No disimula su desánimo cuando cambia impresiones con el grupo de amigos que acaba de llegar a votar y al que yo acompaño.
Un desastre, les dice, no nos vamos a comer un colín. Por si no habíamos pegado ya suficientes resbalones, ahí tenéis las papeletas, ¿las habéis visto?
Tomo una de las papeletas de CSQEP y empiezo a leer la lista: Número uno, Josep Lluís Franco Rabell.
– ¡No me digas que a Lluís Rabell se le podría llamar también Pepe Franco!
– Yo también me he enterado hoy de su nombre completo, me contesta ¿Quién puñetas nos va a votar si no nos aclaramos ni con los nombres de los candidatos?
En el colegio electoral no para de entrar gente. Overbooking. Aquí también se escucha preguntar, a según quién, cuáles son las papeletas del SÍ y cuáles las del NO. Un quilombo, y a río revuelto… ya se sabe. El paquete de papeletas donde figuran los candidatos de “Junts pel Sí” disminuye por minutos. Una pareja ya madura rebusca desorientada la de Convergència, su opción de toda la vida. Una interventora de “Junts pel Sí” se percata. Lleva militando en Esquerra muchos años y no puede evitar ruborizarse cuando se da cuenta que la estoy escuchando asesorar a la despistada pareja:
– La papeleta de Convergència es ésta, les indica señalando la lista que encabezan Romeva y Forcadell.
Quién la ha visto y quién la ve! Pero la causa es la causa y acaba de caer otro voto pa la hucha.
Enriquecedor domingo de gira por el entorno de Barcelona el que estoy viviendo. De pueblo en pueblo, de barrio en barrio, de plaza en plaza. Colas en los colegios para entrar a votar. Aire de fiesta, “cobles” (agrupaciones musicales) que interpretan sardanas que bailan gentes de todas las edades… Son ya las dos de la tarde. Me marcho a la ciudad, a Nou Barris, para recoger a mi hermano porque mi hija mayor y yo hemos quedado con él para comer. Nou Barris será, cuando llegue el recuento, el único distrito de la ciudad donde ganará Ciudadanos, pero mi hermano me asegura que ha visto mucha gente coger la papeleta de “Junts…” Lis jóvenes, en tromba a la CUP. Y para “Catalunya Sí que es Pot”, como para el resto de opciones, ni agua. O casi. Se puede ir intuyendo cuáles serán los resultados.
Mi sobrina Mónica, en el Vendrell, decide votar también a “Junts…”
– Sí, Juan, me dice cuando hablo con ella por teléfono. Los voto porque son unos pesaos, a ver si así me dejan en paz de una vez ¿Que al “Coletas”por qué no? Me parece un falso. No me lo creo.
Mi familia de Gavá, como la de Cornellà, ha tirado más por el lado de Iceta y Arrimadas, aunque algún voto le ha caído también a Rabell, albricias! Escasa preocupación en el ambiente aunque uno de mis sobrinos, que se dedica a vender productos textiles catalanes por toda España admite posibles contratiempos.
– Veo intolerancia, Juan, me dice. Pero la veo fuera de Catalunya, entre mis clientes, no en mi empresa, ni con mis compañeros, ni con mis jefes…
Es lo mismo que piensan mis sobrinos de Palamós, nacidos y crecidos en la provincia catalana más independentista y que me cuentan por guasap cómo están exprimiendo a conciencia el espíritu de fiesta de este domingo tan especial.
De vuelta a Sant Cugat, decido comprar pasteles antes de llegar a casa de mis amigos y empaparme de noche televisiva. Apenas quedan existencias en las estanterías.
– No hemos parado de vender, me dice la dependienta. Suerte ha tenido usted de que aún quede algo.
Arramblo con casi todos los pastelitos surtidos que quedan y nada más llegar a una casa donde cada cual ha votado opciones diferentes, cae la primera botella de cava. Había que prepararse para las largas e inciertas horas de recuento. Y para la digestión, que todavía dura.
Como lo viví lo cuento. Que apocalípticos, catastrofistas y demás predicadores de las siete plagas de Egipto saquen sus conclusiones.
J.T.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Música y suspense en Catalunya



Reaparece “La Trinca” en Montjuic, durante el mitin de cierre de campaña de“Junts pel Sí”Ciudadanos lee en Tarragona una carta de apoyo que han recibido deLoquillo y Miquel IZ se despendola una vez más, junto a Pedro Sánchez,bailando al son de “Don’t stop me now”, de Queen, en la sala Valkiria Hub Space.
“It’s the final countdown” (Es la última cuenta atrás), cantaba el vocalista de un grupo de rock en el mitin final de Unió Democràtica mientras que en Hospitalet sobrevolaba el recuerdo de Javier Krahe, homenajeado durante la campaña por “Coleta Morada” en los mítines de “Catalunya Sí que es Pot“. Con Pisarello y Asens en primera fila, compañeros por cierto de Quico Pí de la Serra en las listas de Barcelona en Comú. Música… y músicos en esta singular película de intriga.
Antonio Baños, cabeza de lista de la CUP, se le apagó el micrófono en su mitin de cierre en Badalona pero no se amilanó: continuó de viva voz proclamando “el fin de estos años de obscenidad” mientras Xavier García Albiol, anterior alcalde de esa ciudad, reiteraba altivo su xenofobia junto a Nicolás Sarkozy en el acto del PP en el Palau de Congressos de Catalunya. Si Sarkozy se hubiera traído de París una de las guitarras de Carla Bruni, bien podía haber cantado a dúo con Albiol “Si yo tuviera una escoba”. Con Rajoy, Cospedal y Camacho de trío “La,la,la”. Rompedor.
Lluís Llach, que parece haber colgado el piano por un tiempo, continúa sin embargo pegado al micrófono, ahora de mitin en mitin mientras Raimon, estigmatizado por haber osado plantear hace un tiempo en voz alta sus dudas sobre la independencia, continúa paseando sus canciones y su autoridad moral por los escenarios de toda Catalunya. El 2 de octubre tiene previsto actuar en Granollers y el 7 de noviembre en Manresa.
La gira 2015 de Joan Manuel Serrat le ha permitido poner providencial agua por medio: ayer cantó en Puerto Rico, hoy también y el día 30 tiene previsto actuar en Santo Domingo, República Dominicana. No volverá de Sudamérica hasta finales de noviembre. Una inesperada faringitis impidió a María de Mar Bonet el pasado día 19 actuar en la plaza de la Catedral de Barcelona durante las fiestas de la Merced…
Muchos periodistas, profesores universitarios y opinadores de diversa clase y condición parecen andar también estos días aquejados de inoportunas faringitis o con ineludibles programas de bolos varios por el mundo. Como aquel dicho que le atribuyen a Pío Cabanillas, cuando sepamos quiénes somos los que hemos ganado, entonces ya saldremos a celebrarlo.
Los momentos de suspense es lo que tienen, agudizan el ingenio para ponerse de perfil. Me imagino a Ovidi Montllor, observándonos divertido allá donde esté, sin perder detalle de nuestras cuitas y tentado a regresar para interpretarnos las canciones de uno de los últimos trabajos que nos dejó antes de morir: “Qualsevol día impensat, us tornaré a emprenyar” (El día menos pensado, os volveré a cabrear).
No va a hacer falta, añorado Ovidi, porque para eso ya tenemos por aquí a los obispos: el de Solsona, llamando a los párrocos de su diócesis a hacer sonar las campanas de sus iglesias la mañana de este domingo, o el de Valencia entonando el Veni Creator y rezando por la unidad de España. Aunque Sistachs, el arzobispo de Barcelona, más pícaro él,  se desenvuelve con maestría estos días de suspense en la calculada y meliflua ambigüedad que siempre caracterizó a los prebostes eclesiásticos. El lunes, conocido el desenlace, hará sonar el Aleluya de Haendel. Gane quien gane.
J.T.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Réquiem por un periódico que me gustó


el pais portada
Hubo un tiempo en que yo, como tantos de mis amigos, lo reconozco, estuve enamorado de El País. Una reproducción enmarcada de su primer ejemplar, con fecha 4 de mayo de 1976, presidió el salón de mi casa y sobrevivió a mudanzas diversas durante años. Fue duro entender con el tiempo que aquel producto periodístico del que un día estuve enamorado ya no lo reconocía ni la madre que lo parió. Lo quité de la pared.
Fue duro sobrellevar los pesados cuernos que me pusieron. A mi El País me nutria, me satisfacía, me informaba y hasta creo que me formaba. No se me ocurría, ni por asomos, dudar de una información aparecida en sus páginas. Es más, llegó un momento donde consiguió que pensáramos que una noticia no era tal si ellos no la habían publicado. En aquellos analógicos tiempos subrayaba yo los artículos de la sección de Opinión, recortaba sus reportajes, e incluso guardaba y archivaba muchos de sus informes…
Hasta que un buen día, hace ya años, empecé a frotarme los ojos con algunos de sus titulares. No podía ser, aquel no era mi periódico. Y comencé a entender que, como sucede en todos los enamoramientos, yo había estado ciego. El periódico nunca fue ni tan progresista ni tan honesto ni tan guay como me había llegado a creer en algún momento.
Bonifacio Cañibano explicó un día, en su columna “El rincón del ñángara”, cómo la línea editorial de El País siempre se ajustó “como un guante a su cuenta de resultados. Por eso -escribía Cañibano- ha apoyado a gobiernos reaccionarios (Fox y Calderón en México, Alan García en Perú…) e incluso a gobiernos que promovían la violencia y el paramilitarismo (Uribe en Colombia…) Y sin despeinarse ha ensalzado gobiernos de izquierdas, como el de Lula en Brasil y vituperado a los de Chávez o Evo Morales que preconizaban políticas similares”
Es posible que durante un tiempo El País fuera en España una especie de tuerto en el reino de los ciegos, pero mucho antes que Gregorio Morán publicara en su libro “El cura y los mandarines”  (Madrid, Akal, 2014) los tejemanejes internos de la sociedad editora del diario desde antes incluso del nacimiento del diario yo ya había dejado, con todo el dolor de mi alma, de acudir al kiosko cada mañana para comprar El País.
La cuesta abajo, que fue lenta pero incesante, la certificó para mí la llegada del primer ERE. No podía creerme las cosas que me contaban algunos compañeros afectados por el expediente. Encajaba todo desde el punto de vista técnico, pero algún rescoldo de enamoramiento debía quedarme aún porque me resistía a admitir según qué asquerosas jugarretas de las muchas que iba conociendo. Y en enero de 2014 llegaría aquella portada infame, como recuerda Carlos Enrique Bayo en la edición latinoamericana de Le Monde Diplomatique, con la desagradable fotografía de un paciente entubado que en absoluto correspondía, como le atribuían, al entonces presidente venezolano Hugo Chávez: se trataba de una captura del mismo vídeo que semanas antes se había tratado de colar como gran exclusiva desde el interior del Centro de Investigaciones Médicas y Quirúrgicas de La Habana, donde el mandatario convalecía de la extirpación del grave tumor cancerígeno que acabaría finalmente con su vida.
La llegada a la dirección del periódico de Antonio Caño, a quien no tengo el gusto de haber tratado, ha sido ya el remate de la faena. Ahora sí, por si quedaba alguna duda, a El País no lo reconoce ya ni la madre que lo parió. Si yo fuera del ABC o La Razón lo denunciaba por competencia desleal. Ya no son solo ellos quienes tienen el patrimonio de las mentiras, los infundios y las injurias en portada: ahora Caño compite a diario con Marhuenda y Rubido por ver quién la suelta más gorda.
A la Defensora del Lector se le amontona el trabajo y me la imagino todo el día con la manguera en la mano intentando apagar fuegos imposibles. Varios redactores abandonan el diario tras publicar informaciones incómodas para Soraya y el comité de redacción no consigue refrendar un comunicado crítico con el director porque éste se niega a facilitar el censo actualizado.
La última ha sido dejar a los pies de los caballos a una de sus redactoras, llamada a declarar junto a él por una información falsa sobre Jaume Roures publicada en diciembre de 2014 y en la que le atribuía al empresario catalán 250 millones en 150 cuentas, un tercio en paraísos fiscales. Invocando un apartado del Código Penal, el 30.2, Caño aspira a desentenderse del asunto a pesar de haberlo publicado en primera página, un espacio de su estricta responsabilidad.
Una vergüenza para quienes, como yo, hemos dado la cara siempre ante los juzgados por todo lo que aparecía en las publicaciones que dirigíamos, lo firmara quien lo firmara y estuviera en la página que estuviera. Una pena, que Caño haya sido capaz de remitir un recurso al juez que lo ha citado a declarar el próximo 10 de noviembre para ser excluido de la querella “al no ser el autor de la información” y amparándose en la “responsabilidad en cascada o escalonada“.
En fin…

J.T.

martes, 22 de septiembre de 2015

Documentales en el Festival de San Sebastián

Quienes defendemos las ventajas de ir ligeros de equipaje por la vida, sabemos que eso suele tener un precio: hay que estar dispuestos a no echar en falta muchas cosas y también a no lamentar la fragilidad de la memoria. Por eso se agradece que haya quien nos ayude a no olvidar según qué asuntos. Por eso les estoy muy agradecido tanto a Mercedes Moncada como a mi amigo Pere Joan Ventura. Les estoy agradecido por haberse tomado ambos la molestia de ayudar, a los "desmemoriados" como yo, a repasar en sus documentales cinematográficos según qué acontecimientos ocurridos en nuestro país durante los últimos años. He podido ver sus trabajos, y disfrutarlos, en el Festival de Cine de San Sebastián.

Son dos ofertas cinematográficas que hablan de lo que nos está pasando. Pere Joan Ventura repasa estos últimos años de reivindicación y protesta en su documental "No estamos solos". Nos lleva de marea en marea, de mani en mani, de escrache en escrache, al ritmo de la Solfónica y de la indignación que durante tanto tiempo ha estado llenando las calles. Ahí quedará su trabajo como reflejo de una época de la historia de España que no podemos dejar caer en saco roto. Retrata Pere Joan la fuerza y la imaginación de los movimientos sociales durante tres largos años tras el fenómeno del 15-M, una etapa de rebelión espontánea, de respuesta participativa frente a las políticas hostiles del este gobierno Rajoy que tantos derechos civiles y sociales ha triturado.

Mercedes Moncada, por su parte, se zambulle en el archivo de El loco de la colina y rescata "perlas cultivadas" que a unos refresca la memoria y a otros, más jóvenes, ofrecerá sin duda un panorama de la fauna que ha nutrido la vida política, económica y social durante los últimos treinta y muchos años.

"Mi querida España", se llama un documental que no tiene desperdicio. Por él desfilan desde Felipe González o Adolfo Suárez a Jesús Gil o Mario Conde pasando por Jon Idígoras o Mariano Sánchez Covisa. Historia de España pura -y dura- contada por sus auténticos protagonistas. Hasta se proporcionan datos inéditos, como los que Pilar Urbano aporta a propósito del golpe del 23F y que nunca fueron emitidos. Cinco mil entrevistas de Jesús Quintero. Mucha tela para cortar. Y sabrosa.

Las frases de Jesús Gil afirmando que no sabe lo que es prevaricar y defendiendo su mafiosa manera de proceder no tienen desperdicio, o las de Gunilla von Bismarck hablando con desprecio de los pobres, o probos economistas proclamando -ya en 1988- que el poder lo tienen los bancos, nos llevan a la conclusión, como dice la directora, de que vivimos en un bucle permanente y que la memoria colectiva es alarmantemente corta.

Que dos documentales como estos se proyecten en San Sebastián (el de Pere Joan está incluido en la sección oficial) habla mucho y bien de la sensibilidad de los organizadores del Festival para combinar glamour internacional con preocupación política y social.

A sus sesenta y tres años años, el certamen goza de una excelente salud. Colas kilométricas para entrar a las proyecciones del Kursal o el teatro Principal, overbooking en el Casco Viejo, entusisatas aplausos al final de cada sesión. Vida, mucha vida en un septiembre tan luminoso y fresco como el propio festival. No es mala manera de poner en marcha este enigmático otoño. No es mala manera de contribuir a refrescar la memoria en estas semanas y meses tan inciertos que nos esperan.

J.T.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Esa "huérfana" llamada Manuela Carmena

14424912075378Ocurrió el pasado jueves. Manuela Carmena hacía balance de los cien primeros días al frente de la alcaldía de Madrid y disparó:
“Casi todos los grupos políticos tradicionales tienen medios de comunicación que los apoyan. Nosotros hemos llegado huérfanos y nos hemos dado cuenta de que el lenguaje de la verdad puede convertirse en el lenguaje del desprestigio”.
La frase tiene su miga y, aunque antes de comentarla he preferido esperar un par de días para digerirla, he de admitir que se me ha indigestado. Tu quoque, alcaldesa? ¿Tú también -le hablo a usted de tú porque es como prefiere que se le trate- piensas que la solución al vergonzoso discurrir de la mayor parte de los medios de comunicación en España es controlarlos? ¿De verdad crees, admirada Carmena, que frente a los infames e injuriosos ataques que habéis recibido por parte de los esbirros que el poder tiene en los periódicos, radios y televisiones, la solución es ponerse a su altura y contar con medios afines?
No me puedo creer que, desde tu probada y comprobada altura intelectual y política, respetada alcaldesa, desconozcas que reclamar la existencia de medios afines para trasladar tus mensajes se llama propaganda y no periodismo.
No me puedo creer que tus lamentos ante el injusto tratamiento del que habéis sido objeto tú y parte de tu equipo desde el minuto uno en que tomasteis posesión se traduzcan en sentimiento de orfandad porque eso significaría que has caído en la trampa de la derecha depredadora y desprejuiciada. Los medios que te han atacado y la manera en que lo han hecho son cualquier cosa menos periodismo. No se puede entrar en su juego y echar de menos medios que hagan lo contrario. A menos que, como te decía, busques contar con medios de propaganda y no de información. El periodismo es otra cosa, Manuela, y yo sé que tú lo sabes. El periodismo es independencia, servicio al lector, a quien hay que respetar propiciando que sea él quien extraiga conclusiones de la información que le ofrecemos.
En España hemos caído muy bajo a la hora de gestionar los medios de comunicación. No es culpa de la crisis, porque llevamos casi cuarenta años arrastrando un malentendido lamentable: hay periodistas que reclaman su cuota de mérito en que la transición saliera bien y ahí empezamos a fastidiarlo todo.
Los dueños de los medios privados contrataron a periodistas amigos de políticos y comenzó una polarización que cada vez ha ido a más, sobre todo desde que las deudas se comieron el poco aire fresco que quedaba en algunos de ellos, y todos acabaron albergando a bancos y fondos de inversión en los sillones de sus consejos de administración. En cuanto a los medios públicos, la desfachatez con que manipularon Tve desde los primeros ochenta definió el estilo de gestión que practicaron todas las radios y televisiones públicas -autonómicas y locales- a medida que fueron naciendo.
La torticera utilización de TV3%  (como la llama Gregorio Morán) estos días de campaña electoral en Catalunya es la demostración más palpable de hasta qué punto se puede perder el decoro, el pudor y la vergüenza.
Quiero imagino, Manuela, que cuando te quejas de “orfandad”, no estás echando de menos un medio como la radiotelevisión pública catalana. Imagino que cuando lamentas no tener “padrinos mediáticos” no estarás queriendo insinuar que aspiras a que te bailen el agua como los medios privados catalanes han hecho, durante tantos años, con los inquilinos del ayuntamiento barcelonés y con la Generalitat a cambio de sustanciosas subvenciones.
Estoy seguro que no quieres decir eso, admirada Manuela. Estoy seguro que tienes claro que la libertad de expresión es patrimonio irrenunciable de toda sociedad democrática y que lo que estás haciendo es denunciar las prácticas infames de algunos periódicos para que dejen de mentir y recuerden de una vez para qué nacieron.
El lenguaje de la verdad nunca puede convertirse en el lenguaje del desprestigio, como tú dijiste el viernes. Discrepo, porque el lenguaje de la verdad, si en realidad lo es, acaba finalmente imponiéndose: el tiempo se encarga de poner las cosas en su sitio como tú, que has sido víctima de tantas injusticias a lo largo de tu vida, sabes bien. De hecho ya está ocurriendo también con los cañones que apuntaban al ayuntamiento desde que llegasteis. Ya se van serenando, ya van entendiendo que el camino de mantener una postura crítica no puede ser la infamia ni la injuria permanentes. Es verdad que estamos huérfanos, todos, no solo tú, de una prensa más decente, de una asociación de la prensa más honesta que denuncie tanta tropelía como silencia y no pierda el norte emprendiéndola contra vuestra web municipal. Es verdad que muchos periodistas llevan muchos años mangoneando donde y como no deben, e intentando usurpar las funciones de quienes gobernáis gracias a los votos.
Pero los votos no dan derecho a promover medios propagandísticos ni sumisos, sino independientes y críticos. Los votos no dan derecho a los políticos a cabrearse con las informaciones que no les gustan ni a decirle a los periodistas de lo que tienen que hablar o no.
Que la prensa española, en este momento, produzca auténtica vergüenza leerla no dota a ningún político de autoridad moral para querer meter sus narices en ella. Que haya muchos que lo hagan porque existen presuntos periodistas que lo permiten no puede acabar sugiriendo a políticos honestos como tú que la solución pasa por continuar con el mismo juego.
Llevo mucho tiempo diciendo que el periodismo en este país, como la política, necesita un auténtico reseteo. Esa es una de las razones por las que hemos apostado por proyectos políticos como el que tú encabezas. Para resetearlo todo, no para echar de menos medios afines ni para que os proclaméis huérfanos. A los profesionales del periodismo nos preocupa mucho la falta de prestigio internacional de nuestros medios. No sé si eso es orfandad, pero desde luego es una vergüenza. ¿Por qué no nos ayudas a solucionar este problema en lugar de preconizar la existencia de medios donde tú y los tuyos podáis decirle a los profesionales que trabajen en ellos lo que queréis que cuenten y lo que no? Ese no es, ni puede ser jamás, el camino de una opción de cambio y frescura como la que representáis quienes nos hicisteis felices el día en que tomasteis posesión del gobierno del ayuntamiento de Madrid.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Sobre "Un día perfecto", la película de León de Aranoa


un dia perfecto
Un día perfecto”, la película de Fernando León de Aranoa, transcurre en la guerra de Bosnia, pero bien podría ser un relato de lo que a diario sucede en cualquier ambiente laboral o social de nuestro entorno. O político: te enamoras de una causa, te la crees, dedicas tu tiempo y tu energía a ello… y antes o después te percatas de lo difícil que resulta cambiar el rumbo de las cosas. La vida se empeña en tener su propia inercia y tú, por lo general, sueles estar a merced de los acontecimientos. Así que más vale que lo asumas cuanto antes.
La película cuenta la historia de un equipo de cooperantes en los Balcanes que intenta sacar de un pozo el cadáver de un hombre para evitar así la contaminación del agua que bebe la población de la zona. Pero la cuerda con la que cuentan para ello se rompe y hay que buscar otra. Ahí empiezan los problemas: nunca la búsqueda de una simple cuerda permitió acercarse con tanta nitidez al absurdo, complejo y desconsolador ambiente de una guerra. Todo son obstáculos y dificultades para quienes quieren ayudar. No solo se les mira con desconfianza sino que, allá por donde van, encuentran todo tipo de impedimentos para conseguir la cuerda salvadora.
Nuestra vida diaria está llena de cosas así. Necesitamos una cuerda para que la gente no se muera de sed y es esa misma gente la que nos impide conseguirla ¿Tiene sentido hacer las cosas en las que crees, cuando aquellos a los que quieres ayudar desconfían de tu buena fe? ¿Tiene sentido hacer lo que crees justo cuando la legalidad y sus administradores te lo impiden hasta el punto de ser capaces de criminalizarte por ello si te empeñas demasiado?
Como en la película de León de Aranoa, basada en “Dejarse llover”, una novela de la médico madrileña Paula Farias, todos somos cooperantes en busca de una cuerda que nadie nos quiere dar. La hostilidad, la desconfianza o el miedo lo impiden y cuando al fin damos con ella… no la podemos usar porque topamos con la legislación vigente. Vean la película y comprobarán hasta qué punto sus protagonistas se encuentran con los mismos problemas con los que la mayoría de nosotros hemos de enfrentarnos a diario. Como los personajes que encarnan Benicio del Toro y Tim Robbins en la película, más vale echar mano del cinismo y el sentido del humor si queremos sobrevivir a las contrariedades.
Solo tiene sentido ayudar si no creemos demasiado en lo que estamos haciendo. Porque si nos da por pensar que nuestro trabajo es importante, si dotamos de trascendencia aquello en lo que nos ocupamos lo más probable es que al final, cuando comprobemos los resultados, se nos acabe quedando cara de tonto. El laberinto en el que se mueve el equipo que comandan Robbins y del Toro les lleva a concluir que sí, que es importante hacer lo que tienes que hacer, pero nunca has de esperar que te reconozcan ningún mérito. Y, por supuesto, más vale que estés siempre preparado para la decepción.
La legalidad respalda muchas veces la injusticia, y si te empeñas en plantar cara apostando por el voluntarismo, lo más probable es que ese exceso de celo acabe funcionando en contra de tus intereses. Más vale, como hacen los protagonistas de “Un día perfecto”, asumir que la mayor parte de las cosas que suceden a nuestro alrededor carecen de sentido. Y si lo tienen, nada que ver con lo que se espera, se desea o se imagina.
Farias y León de Aranoa nos cuentan la historia de gentes que quieren ser útiles y dotar de sentido a su vida en laberintos tan absurdos como injustos. Nos cuentan nuestra propia historia.
J.T.

sábado, 12 de septiembre de 2015

La Diada solo podía ser un éxito


Esto no va a ser ya nunca más como fue. Aunque solo fuera por razones de calendario, ya tocaba un meneo del calibre del que estamos viviendo. No se le puede estar tocando al personal las narices permanentemente, como hacen Rajoy y su cuadrilla pepera, sin que eso no acabe teniendo la contestación adecuada. Han acabado con la paciencia del personal porque llevan mucho tiempo tomándose a la ligera dos de los asuntos más delicados que existen en materia de convivencia: la obligación de luchar contra la desigualdad social y el derecho de cada pueblo a decidir cómo quiere gobernarse.

Hace décadas que la desigualdad aumenta en nuestro país, que los ricos son cada vez más ricos y los pobres, más pobres. A más del noventa por ciento de la población las cosas le van peor que hace ocho años mientras que el número de mega-ricos ha aumentado un treinta por ciento. Inasumible. Como tampoco se puede admitir la prolongada desidia, cuando no la insidia de los gobiernos centrales, en materia de política autonómica. Que floreciera la contestación y el rechazo social era cuestión de tiempo porque, aunque el descontento lleva años siendo evidente, el actual gobierno ha cometido la irresponsabilidad de echarle aún más gasolina al fuego. El proverbial tancredismo de Rajoy ha rematado la faena y ha ido acelerando el desarrollo de los acontecimientos. No sé yo si se puede cabrear a más gente y en menos tiempo de lo que lo han hecho ellos.

El meneo tenía que llegar y es tiempo ya de abrir muchas ventanas que traigan aire limpio y fresco. A la hora de afrontar la gestión política y económica de nuestro país hacen falta caras, actitudes y esquemas mentales nuevos. Ni las aspiraciones ni la sensibilidades son las que eran hace treinta años. Cada vez que hablo de esto, tengo a gente de mi quinta que se me cabrea, pero lo siento mucho. Estoy hasta las narices de ver a ese juguete roto llamado Felipe González salir a la palestra, liarla parda y hacer que suba el pan cada vez que escribe o habla. El número que ha montado con lo de Catalunya ha sido un lamentable desatino. Y en el peor momento. No aguanto tampoco la cara de amargao de José María Aznar, otro jarrón chino incapaz de permanecer en el ostracismo y que cada equis tiempo parece que necesita montar un pollo para que no olvidemos sus desmanes. 

¿Y del todavía gobierno PP, qué me dicen? Sugiero echar una ojeada de vez en cuando a la foto oficial en las escaleras de Moncloa. Terrible. Rostros siniestros que trasmiten de todo menos tranquilidad: miedo, desconfianza, alarma, recelo... Si luego repasamos lo que han hecho, podremos constatar una vez más que sí, que es verdad aquello de que la cara es el espejo del alma. Ante tan oscuro panorama era lógico que el revulsivo llegara: en forma de opciones políticas de nuevo cuño por un lado y de grandes protestas ciudadanas por otro reivindicando el derecho a decidir cómo quieres que sea tu futuro y el de tus descendientes.

Por eso la Diada viene siendo un éxito mayor cada año que pasa. Por eso las elecciones municipales tuvieron en las comunidades históricas el resultado que tuvieron. Por eso las elecciones autonómicas del próximo 27-S en Catalunya van a ser tan importantes. Nadie sabe qué pasará, pero una cosa parece clara: esto no será ya nunca más como fue. 

JT


jueves, 10 de septiembre de 2015

La reportera húngara como alegoría


No es difícil que en la cobertura periodística de un drama humano acabes encontrándote elementos, con una cámara en la mano, carentes de prejuicios. Pero nunca me había topado con un caso como el de la miserable reportera húngara.

Cuando llegas al lugar donde ha habido un accidente de autobús con decenas de muertos, a la playa donde ha naufragado una patera, al puerto donde Salvamento Marítimo desembarca náufragos ateridos y deshidratados encontrados a la deriva en el Estrecho; cuando te acercas al dolor de un padre a cuya hija han violado y asesinado, o a una familia que vive el drama de una desaparición... nunca falta el típico desprejuiciado que solo piensa en la pieza que tiene que mandar al informativo y lo demás le importa un bledo: si hay que pisar, pisa; y si hay pegar codazos, los pega. Unos lo hacen por dinero, otros por miedo y otros, si me apuras, hasta por placer, que de todo hay entre nosotros, esa es la verdad. He tenido a veces más que palabras con impresentables de esta calaña, pero nunca me encontré, y si fue así jamás me percaté, con alguien que se liara a patadas por odio.

Nunca vi a ninguno, es cierto, llegar al extremo canalla de Petra, la presunta reportera húngara cuyo nombre me gustaría olvidar cuanto antes y cuya actuación cámara en mano, propinando patadas y zancadillas a refugiados que habían roto un cordón policial y corrían para entrar en Hungría, me produce asco como ser humano, y vergüenza y bochorno como periodista.

Ahora bien, le doy un par de vueltas a todo esto, hago un salto en el tiempo y en el espacio y por un momento pienso que la tal Petra y su desmán bien podrían ser una alegoría del periodismo que últimamente nos toca sufrir en nuestro país. Las primeras páginas de muchos periódicos de papel son, prácticamente a diario, verdaderas bofetadas tan agresoras y ofensivas como las zancadillas de la infame reportera. Y las informaciones de muchas televisiones, y de bastantes radios, y de...

Muchas de las cosas que dicen o escriben algunos de los inscritos en la misma Asociación de la Prensa que yo son auténticos puñetazos en nuestros mentones, patadas en la entrepierna de lectores y colegas que no damos crédito a que tener voz en un medio de comunicación pueda llegar a ser utilizado de una manera tan rastrera como lo están haciendo.

Son profesionales del desprejuicio, capaces de cualquier villanía y a quienes importa un verdadero pimiento que aquello de lo que hablan sea cierto. Gentes que violan el innegociable carácter de servicio que da sentido a la existencia del profesional de la información. Yo no sé si la tal Petra era una reportera o una infiltrada, pero contemplar su villanía no solo me lleva a la indignación y a la vergüenza sino a pedir perdón como comunicador por pertenecer a un oficio en el que caben este tipo de personajes.

Personajes que ponen zancadillas a refugiados indefensos o que nos maltratan a diario desde tertulias y portadas de periódicos insultando nuestra inteligencia, mintiendo como bellacos, actuando como edecanes del poder más reaccionario y utilizando su privilegiada atalaya para manipular sin pudor, propagar infundios y sembrar la discordia.

J.T.


domingo, 6 de septiembre de 2015

Los alcaldes del cambio, una foto potente



Tenían que actuar rápido y por fin lo han hecho. La derecha histérica, esa Brunete económica y mediática tan peligrosa como casposa, lleva disparándoles sin parar desde el mismo día en que tomaron posesión. Así que tenían que hacer algo cuanto antes para plantar cara con la mayor contundencia posible. Los ocho alcaldes "rebeldes", que juntos representan nada menos que a seis millones y medio de ciudadanos de este país, han actuado con reflejos y este fin de semana han organizado un primer encuentro conjunto. Entre ellos hay sensibilidades políticas diferentes pero un denominador común: en nombre de la gente que les ha elegido no están dispuestos a dejarse avasallar.

La foto de los ocho juntos es muy potente: de izquierda a derecha vemos sentados en la mesa a Martiño Noriega (Compostela Aberta); Dolors Sabater (Guanyem Badalona); Manuela Carmena (Ahora Madrid); Joseba Asirón (Bildu), alcalde de Pamplona; Pedro Santisteve (Zaragoza en Común); Ada Colau (Barcelona en Comú);  Xulio Ferreiro (Marea Atlántica), alcalde de A Coruña y José María González Kichi (Por Cádiz Sí Se Puede). Los ocho se reunieron en Barcelona, no solo para decir aquí estamos sino porque saben el soberano marrón que tienen por delante y eso, la verdad, pues se afronta mejor juntos que por separado. Hay mucha faena y sólo "rascar la pintura" les va a tener entretenidos un tiempecito.

Urge poner en valor el significado profundo e indiscutiblemente renovador que tuvieron las elecciones municipales del pasado 24 de mayo, aunque ni la prensa ni la radio ni las teles se hagan prácticamente eco de ello salvo para poner a parir a los nuevos consistorios y a sus responsables. O para meter cizaña entre Podemos y ellos, como hacía descaradamente este sábado El País. Desde el 13 de junio, fecha de la toma de posesión de las alcaldías, el cabreo de los desalojados es tal que dedican todas sus fuerzas a torpedear sin compasión el trabajo de sus sucesores e impedirles que gestionen mínimamente en paz.

- Nos siguen tratando no como adversarios políticos, contaba Pedro Santisteve tras la reunión, durante su turno de palabra ante miles de personas en la antigua estación del Norte de Barcelona. Nos siguen tratando como enemigos a eliminar, añadía.

Están muertos de miedo los recién desalojados. Miedo a que se descubran sus tropelías, mamandurrias, desahogos y mamoneos varios. Miedo a que sus sucesores cumplan sus promesas y sean decentes de verdad, a que los ciudadanos comiencen a percibir el aire fresco producto de la apertura de puertas y ventanas en los ayuntamientos y deje por fin de oler a rancio y a naftalina en los despachos y en los salones de plenos. Miedo a que la gente descubra que las dependencias municipales son suyas, de todo el mundo. Miedo a que eso se traduzca estas navidades, cuando votemos en las generales, en el correctivo en toda regla que se merecen desde hace tanto tiempo...

- Nos han legado un modelo policial militarizado y enfrentado a la ciudadanía, denunciaba Joseba Asirón

- Tras las semanas que llevo en el ayuntamiento tengo que decir lo que verdaderamente pienso, y es que a los antiguos regidores municipales no les importaba la gente, exclamaba Manuela Carmena.

- Somos la respuesta a una situación de emergencia social, diseñaremos un tejido de alternativas y trabajaremos en red, en red de ciudades rebeldes, contaba Martiño Noriega.

Y en estos días, ¿qué mayor situación de emergencia social que el drama de los refugiados? Se han adelantado a la hora de tomar decisiones en este asunto y declararse como ciudades de acogida, lo que ha dejado a muchos con el culo al aire.

-Mientras los Estados ponen excusas, las ciudades ya nos hemos organizado, explicaba Ada Colau, anfitriona del encuentro

Dos meses y medio hace que tomaron posesión de sus cargos, y ya parece que empiezan a reaccionar. Me alegro, porque algunos nos estábamos impacientando al comprobar la escasa contestación a tanto ataque de quienes, antes de marcharse, han dejado firmados contratos que hipotecan por meses e incluso años buena parte de los presupuestos municipales. De quienes, hasta el último día en que ocuparon sus puestos, han estado haciendo de las suyas, de quienes han dejado tras sí escandalosos asuntos pendientes que complicarán y obstaculizarán gravemente la nueva gestión. De quienes, ahora en la oposición, continúan poniendo palos en las ruedas y chinas en los zapatos.

- Nos tienden trampas y caemos, pero ojalá conservemos la ingenuidad, decía Xulio Ferreiro.

La ingenuidad... y el buen humor, que Kichi reivindicaba así:

- Cuando la tristeza parece un mandato oficial, la alegría colectiva es una bonita forma de desobedecer.

A ver lo que les dura el buen rollo, a ver cuánto dura la alegría en casa del pobre y no empiezan a defraudarnos. Para noviembre, en A Coruña, en plena "histeria" preelectoral, han fijado su próxima reunión. La siguiente, en enero de 2016, será en Cádiz, en vísperas de Carnavales.

J.T.

P.D. Por si os interesa ver el acto público que tuvo lugar tras la reunión, aquí lo tenéis. Los alcaldes intervienen a partir del minuto 36 y el turno lo abre Manuela Carmena





Otro P.D., éste escrito a las pocas horas de la publicación del post: 

Entre los comentarios recibidos, algunos de vosotros habéis hecho notar las ausencias en el acto de Jorge Suárez, Francisco Guarido y Joan Ribó, alcaldes de El Ferrol, Zamora y Valencia respectivamente. A mí también me parece que tendrían que haber estado.



jueves, 3 de septiembre de 2015

La foto del niño sirio y su utilización en las redes

Estas líneas hablan sobre una foto que no publico en mi blog. No, no quiero publicarla. Soy periodista, sí, pero por eso mismo entiendo que hay informaciones que se pueden ilustrar sin propinar reiterados bofetones gratuitos. Para ilustrar lo que les voy a contar me basta con una foto que pertenece a la misma secuencia pero que es, a mi juicio, mucho menos agresiva. Nos muestra, como ven, a un policía turco con un niño sirio de apenas tres años en sus brazos. Lo acaba de recoger en la playa de Bodrum, donde las olas lo depositaron después de naufragar la embarcación en la que su familia, tras huir de su país, pretendía llegar a Grecia y lego a Canadá. Se ahogó antes, las olas transportaron su diminuto cadáver hasta la orilla y allí quedó quieto, boca abajo, entre la arena y la espuma. Esta vez había un fotógrafo para contarlo.

La foto pertenece a una secuencia demoledora, entre las que hay varias instantáneas que son directamente espeluznantes. Tan espeluznantes como la hipocresía y el cinismo de muchos de los que se rasgan las vestiduras comentándola en internet y reproduciéndola sin descanso una y otra vez: plano general, plano medio, plano corto del pequeño yaciendo boca abajo justo en la orilla. Eso, plano corto y... a multiplicarlo por esporas en las redes.

¿Es necesario? ¿De verdad aporta tanta información multiplicar hasta el infinito las copias de una foto tan obligatoria de hacer como discutible puede ser el uso que se haga después de ella? ¿Es imprescindible cebarse en su reproducción hasta rozar directamente la pornografía?

Soy el primero que ha defendido toda su vida, y continúo y continuaré haciéndolo, que las canalladas hay que denunciarlas siempre y que la mejor manera de hacerlo es documentándolas gráficamente. Son un altavoz sumamente eficaz, me parece básico no renunciar a esto bajo ningún concepto y entiendo pedagógico que no haya nadie que se quede sin ver fotos como las del pequeño sirio recién depositado por las olas en la playa urca de Bodrum. Pero una vez, por favor, que para que se nos quede en la retina para siempre es suficiente con una vez. No me empachéis, por favor, no me la copiéis y peguéis una y mil veces en twitter y en facebook so pretexto de denunciar el horrendo drama que están viviendo tantos refugiados en el mundo.

Vale, ya hemos visto la foto, ¿no? ya nos la hemos aprendido de memoria: el color del pantalón, el jersey y los zapatitos del pequeño, ¿verdad? Pues bien, ahora ya a dejar de darse golpes de pecho y a mover el culo para terminar cuanto antes con horrores como éste.

Defiendo la utilidad de la foto como símbolo de todas las vilezas que estamos contando estos días: los más de setenta refugiados asfixiados en una camioneta, las alambradas y los gases en fronteras como Hungría o Macedonia, la vergonzosa manera de ponerse de perfil ante el problema que están practicando tantos países, entre ellos el nuestro...

Cojamos el toro por los cuernos, pongámonos a la faena para solucionar un drama humanitario de escandalosísimo calibre, pero dejemos ya de recrearnos en la fotito de marras. Sin duda merece un premio, se pueden hacer mil análisis sobre lo que transmite la foto más explícita de la secuencia, claro que sí, pero la utilización abusiva que estamos haciendo de ella me parece, repito, directamente pornográfica.

Por eso no la publico en este post, porque entre otras razones, es sumamente fácil encontrarla y me temo que continuará siéndolo por los siglos de los siglos.

J.T.