sábado, 16 de enero de 2016

¿De verdad esto de la investidura tiene que ser tan lento?

¿No os parece que el ritmo al que van las cosas para llegar hasta la primera sesión de investidura es terriblemente lento? ¿De verdad es necesario emplear toda una semana entera para recibir a los representantes de los grupos parlamentarios? ¿Sólo tres cada día? ¿qué pasa, que hay que evitarle el riesgo de estrés al pobre monarca?

Este lunes 18, cuando esté a punto de cumplirse un mes desde que fuimos a votar, Felipe recibirá por la mañana en Zarzuela a los representantes de Nueva Canarias y Foro Asturias. Luego a comer, la siesta y a las cinco de la tarde una cita más, pero una. Con Ana Oramas, de Coalición Canaria. Luego, ¡apa!, a conciliar con las nenas y a decidir con Letizia la indumentaria del día siguiente. Corbata morada no, Leti, que luego va Pablo Iglesias y me felicita por twitter!

El martes 19 será el turno de UPN, EH Bildu y PNV. Le tocaba a Alberto Garzón (Unidad Popular), pero ha intercambiado su cita con el nacionalista vasco Aitor Esteban porque éste tenía problemas de agenda para acudir el miércoles, que es cuando la cosa parece que empezará a ponerse pelín interesante. Tras el despacho con Garzón, está prevista la conversación con... el primer grupo de los cuatro de Podemos (Podemos-En Marea-Anova-EU). Sí, sí, lo que les estoy diciendo. La Mesa del mismo Congreso que no les permite constituirse en Grupos Parlamentarios diferentes es la que ha remitido a la Casa Real sus nombres para que sean recibidos por separado en el período de consultas. ¿Cómo se come eso? Así que allí estarán "los de las Mareas" en el primer día de interés para las coberturas mediáticas. Después de los gallegos, los catalanes: los de Esquerra no acudirán pero los de Artur Mas, sí.

Pero hasta el jueves no empieza la traca: dos grupos de Podemos más (Compromís y En Comú Podem) abrirán una jornada cuyo remate será la aparición en Zarzuela de Albert Rivera. Y el viernes, señoras y señores, Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Mariano Rajoy. Por este orden.

Se dará por cerrada así toda una semana con los periódicos exprimiendo especulaciones, difundiendo presuntas filtraciones, días de buscar como locos titulares reventones... Una semana más de suspense, conversaciones en los despachos y declaraciones sobre las que más vale (visto lo visto en Catalunya) que no nos creamos nada. Habrá transcurrido una semana más mareando la perdiz, a la que luego habrá que sumar el tiempo que Felipe tarde en proponer un nombre para la investidura: se convoca la sesión, si no hay acuerdo se produce una segunda votación y si tampoco hay éxito.... entonces comienza a correr el reloj: dos meses para buscar un presidente. Con otra nueva ronda de consultas en Zarzuela, -tranquilos, chicos, que las prisas son mu malas-  ya estaremos en Semana Santa. Y si no hay manera de conseguir un acuerdo, nueva convocatoria de elecciones, que se celebrarían dos meses más tarde (o sea, a finales de mayo).

¿De verdad no hay más remedio que aguantar todo este rollo? ¡Qué pereza! ¿no? A los tres meses y medio de suspense en Catalunya (y eso sin haber tenido que repetir elecciones) se suman ahora tres más en el resto del Estado que pueden acabar siendo cinco... para unas nuevas elecciones. Unas nuevas elecciones en mayo donde podría volver a repetirse la historia: de nuevo un mes para la constitución del congreso, y a continuación la ronda de consultas de Felipe (estaríamos ya en junio), otro mes para la primera votación de investidura... y llega Agosto, que capaces son de declararlo inhábil... Y si a los dos meses no hay acuerdo, ¡nueva convocatoria de elecciones! Estaríamos así ya en otoño y llegaríamos a Navidad de desatino en desatino.

¿Me equivoco mucho? No soy jurista ni tengo especial interés en meterme en ese jardín, pero el escaso sentido común del que soy propietario me dice (igual es una tontería) que seguro que hay otra manera de hacer las cosas, que tanto impasse no puede ser bueno salvo que alguien esté interesado en que la incertidumbre se perpetúe hasta el día del juicio final, que también puede ser. Si la única manera que encuentran de que todo continúe como está es ésa, la tragicomedia podría alargarse hasta el infinito.

Intentarán acabar con la paciencia de la gente a base de aplicar la legislación de manera literal. Hablarán de ingobernabilidad, de lo malo que es que no haya un gobierno estable y firme (es decir, la gran coalición) que aporte respetabilidad ante Europa y seguridad a los ciudadanos. Importará poco que se sigan olvidando los derechos sociales, que continúe aumentando la desigualdad. Lo que sea con tal de que quienes votaron a los perroflautas que llenaron de piojos el Congreso acaben arrepintiéndose de tamaña fechoría.

De verdad no se pueden hacer las cosas más rápido? "Agilizar el proceso", como se dice en finolis. En otros países es posible, ¿por qué aquí no? ¿Qué es lo que hay que cambiar? ¿Por qué no se ha hecho hasta ahora? ¿Por qué no se hace ya?

J.T.




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