viernes, 10 de marzo de 2017

El periodismo no es oficio para miedosos


A instancias de los nazis, el amoral capitán Renault ordena desalojar el café Rick de Casablanca. Indignado por el atropello, el dueño del establecimiento, al que da vida Humphrey Bogart en la película, le pide explicaciones al prefecto francés.
- ¿Con qué derecho me cierra usted el local?, le pregunta Rick.
- ¡Qué escándalo, he descubierto que aquí se juega!, argumenta un sarcástico Renault.
El crupier llega hasta ellos y deposita unos billetes en manos del representante de la ley.
- Sus ganancias, señor
- Muchas gracias -contesta el capitán mientras se guarda los billetes y continúa despejando la sala- ¡Todo el mundo fuera!

Pues eso es, señores, ¡qué escándalo, hemos descubierto que aquí se presiona! Victoria Prego y la APM han descubierto la pólvora a estas alturas de la película! Se presiona, se ha presionado y se presionará. Aquí, en Carolina del Norte y en Ciudad del Cabo ¿dónde está la novedad? Periodismo es el arte de resistir y sobrevivir a las presiones. En cuarenta años de oficio periodístico no he vivido un solo día en que las presiones no hayan revoloteado, tercas y amenazantes, a mi alrededor. Presiona el jefe, presiona el dueño, presiona el político, presiona el tendero, el amigo, el primo, el vecino, unos para que digas y otros para que no digas, unos para que tengas cuidado con lo que cuentas y otros para que lo cuentes cuanto antes. Unos con amenazas más sutiles que otros. Y solo hay una medicina contra el defecto de presionar: la virtud de no dejarse.

Que levante la mano el periodista que no haya recibido presiones en su vida. Habremos caído o no en ellas, pero haberlas, háylas, húbolas y habralas. De toda la vida de dios y de todos los colores y procedencias. Pocos deben ser los que alguna vez no han pagado un alto precio por resistirse a ellas. ¿Por qué le ha dado entonces, precisamente ahora, a la entrañable Victoria Prego, presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), por montar el pollo que ha montado denunciando acoso y amenazas por parte de miembros de Podemos a varios periodistas cuyos nombres desconocemos?

¿Ha usado la APM a Podemos porque antes no se atrevió con ningún otro partido? ¿Ha querido aprovechar esta oportunidad para abrir la caja de los truenos y ponerle altavoz a un secreto a voces? Podría ser, pero no me lo creo. Más bien tiene toda la pinta de ser un torpe ejercicio de hipocresía cuyos efectos no calcularon lo suficiente. ¿O sí?

¿Acaso los veinticuatro miembros de la directiva de la APM no han sufrido presiones en su vida? ¿Pidieron alguna vez amparo?¿Por qué escogen a varios acojonados anónimos para rasgarse las vestiduras y precisamente ahora? ¿Nunca antes encontraron un momento propicio? Nadie acude a ellos a protestar, argumentan. Suponiendo que eso fuera cierto, ¿qué pasa, que nunca han encontrado un motivo para intervenir de oficio ante la divulgación de según qué informaciones de vergüenza? ¿Ni siquiera en TVE o en Telemadrid? Nunca me planteé recurrir a la Asociación para que me defendiera de nada y, tras este bochornoso numerito, jamás se me ocurrirá. Total, ¿qué sería de nuestro oficio si no existiera la presión? Cuando no cabreas a alguien con la información que publicas, decía Orwell, pregúntate en qué te estás equivocando.

Siempre combatí las presiones defendiendo mi independencia a codazo limpio. Mi sueño es que desaparezca toda aquella presión ejercida desde el poder y no dejaré de luchar siempre por ello con el privilegiado instrumento que tengo a mi alcance, la palabra. Peleo porque los políticos saquen de una vez sus manos de los medios públicos y porque puedan existir medios independientes sin banqueros ni fondos buitre en los consejos de administración ¿Es contra todo esto contra lo que pretende luchar la APM aunque hayan empezado la casa por el tejado. Si es así, de acuerdo, pero... ¿a que no es así, queridos escandalizados?

Hay colegios profesionales que al menos funcionan como un poderoso lobby, pero en el periodismo no valemos ni para eso. Nos asociamos para que nos den un carnet y un jamón por navidad. O para optar a unas prebendas médicas ya desaparecidas porque eran un privilegio insostenible que costaba cada año a la ciudadanía más de ocho millones de euros. Espero que no sea por esta decisión, en la que Podemos tuvo algo que ver, por lo que se actúa ahora contra ellos. No, ¿verdad que no, queridos amparadores?

No es oficio para miedosos el periodismo. No me cabe la menor duda que los presuntamente acosados y amenazados tendrán sus buenas razones para haber pedido amparo a mamá Asociación de la Prensa. Pero permitidme que os diga que, si no fuera porque el asunto se está encanallando, a mí todo esto me parece una ridícula riña de patio de colegio. Como dice mi compañero Antonio Rubio, yo lo que quiero es que me presionen. Que los poderosos se cabreen conmigo, pero no los de Podemos, que acaban de llegar y apenas han tocado pelo todavía, los pobres.

Como en las novelas de misterio, igual para entender este quilombo basta con preguntarse a quién beneficia que manden desalojar el local de Humphrey Bogart en Casablanca.

-¡Qué escándalo, aquí se juega!, ¡qué escándalo, aquí se presiona!

J.T.

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